lunes, 3 de enero de 2011

ORACIONES

Oraciones Básicas

La Señal de la Cruz

En el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo. 
Amen.
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El Padre Nuestro

Padre nuestro, que estás en el cielo, 
santificado sea tu Nombre;
venga a nosotros tu reino; 
hágase tu voluntad en la tierra como en el cielo. 
Danos hoy nuestro pan de cada día;
y perdona nuestras ofensas, 
como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden.
No nos dejes caer en la tentación;
mas líbranos del mal. 
Amen.
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El Ave María

Dios te salve María 
llena eres de gracia 
el Señor es contigo 
bendita eres entre todas la mujeres 
y bendito el fruto de tu vientre Jesús 
Santa María, madre de Dios 
ruega por nosotros 
los pecadores 
ahora y en la hora de nuestra muerte 
Amén.
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Salve Regina

Dios te salve, Reina y Madre de misericordia,
vida y dulzura y esperanza nuestra: 
Dios te salve. A ti llamamos los desterrados hijos de Eva; 
a ti suspiramos, gimiendo y llorando en este valle de lágrimas.
Ea, pues, Señora abogada nuestra, 
vuelve a nosotros esos tus ojos misericordiosos 
y, después de este destierro, muéstranos a Jesús, 
fruto bendito de tu vientre. 
¡Oh clementísima! ¡oh piadosa! ¡oh dulce Virgen María! 

V. Ruega por nosotros santa Madre de Dios, 
R. Para que seamos dignos de alcanzar las promesas
de nuestro Señor Jesucristo.
Amén.
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Magnificat

Proclama mi alma la grandeza del Señor,
y se alegra mi espíritu en Dios, mi Salvador;
porque ha mirado la humillación de su esclava.
Desde ahora me felicitarán todas las generaciones,
por el Poderoso ha hecho obras grandes en mí:
su nombre es santo,
y su misericordia llega a sus fieles
de generación en generación.
Él hace proezas con su brazo:
dispersa a los soberbios de corazón,
derriba del trono a los poderosos
y enaltece a los humildes,
a los hambrientos los colma de bienes
y a los ricos los despide vacíos.
Auxilia a Israel, su siervo,
acordándose de la misericordia
como lo había prometido a nuestros padres
en favor de Abrahám y su descendencia por siempre.
Señor, hazme un instrumento de tu paz.
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El Gloria

Gloria al Padre,
y al Hijo,
y al Espíritu Santo.
Como era en el principio,
ahora y siempre, por los siglos de los siglos.
Amén!
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El Credo de los apóstoles

Creo en Dios Padre todopoderoso,
creador del cielo y de la tierra.
Creo en Jesucristo, su único Hijo, nuestro Señor;
que fue concebido por obra y gracia del Espíritu Santo,
nació de Santa María Virgen;
padeció bajo el poder de Poncio Pilatos,
fue crucificado, muerto y sepultado;
descendió a los infiernos,
al tercer día resucitó de entre los muertos;
subió a los cielos y está sentado a la diestra de Dios Padre
desde allí ha de venir a juzgar a los vivos y a los muertos.
Creo en el Espíritu Santo;
la Santa Iglesia Católica,
la comunión de los Santos;
el perdón de los pecados;
la resurrección de los muertos;
y la vida eterna.
Amén.
**

Credo de Nicea - Constantinopla (Credo Largo)

"Creo en un solo Dios, Padre todopoderoso, 
Creador del cielo y de la tierra, 
de todo lo visible y lo invisible.
Creo en un solo Señor, Jesucristo, 
Hijo único de Dios, nacido del Padre antes de todos los siglos: 
Dios de Dios, Luz de Luz, Dios verdadero de Dios verdadero, 
engendrado, no creado, de la misma naturaleza del Padre, 
por quien todo fue hecho; 
que por nosotros lo hombres, 
y por nuestra salvación bajó del cielo, 
y por obra del Espíritu Santo se encarnó de María, la Virgen, 
y se hizo hombre; 
y por nuestra causa fue crucificado 
en tiempos de Poncio Pilato; 
padeció y fue sepultado, 
y resucitó al tercer día, según las Escrituras, 
y subió al cielo, 
y está sentado a la derecha del Padre; 
y de nuevo vendrá con gloria 
para juzgar a vivos y muertos, 
y su reino no tendrá fin. 
Creo en el Espíritu Santo, 
Señor y dador de vida, 
que procede del Padre y del Hijo, 
que con el Padre y el Hijo 
recibe una misma adoración y gloria, 
y que habló por los profetas. 
Creo en la Iglesia, que es una, santa, católica y apostólica.
Confieso que hay un solo bautismo 
para el perdón de los pecados. 
Espero la resurrección de los muertos 
y la vida del mundo futuro. 
Amén.
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Yo Confieso...

Yo confieso ante Dios Todopoderoso,
y ante vosotros hermanos
que he pecado mucho de pensamiento,
palabra, obra y omisión. 

Por mi culpa, por mi culpa, por mi gran culpa.

Por eso ruego a Santa María siempre Virgen,
a los ángeles, a los santos
y a vosotros hermanos,
que intercedáis por mí
ante Dios, Nuestro Señor. 
Amén.
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Donde haya odio, siembre yo amor; 

Donde hay ofensa, perdón; 

Donde haya duda, fe; 

Donde haya desesperación, esperanza; 

Donde hay tinieblas, luz, y 

Donde haya tristeza, alegría. 

Oh, Divino Maestro, concédeme que yo no busque tanto ser consolado, sino consolar; 

Para entender, para comprender; 

Para ser amado, como amar. 

Porque es dando que recibimos --- 

Es perdonando que somos perdonados; 

Y muriendo en Ti es como nacemos a la vida eterna. 

San Francisco de Asís 1181-1226

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ORACIÓN PARA PEDIR SABIDURÍA

Permíteme, Arcángel Gabriel, que escuche a cuantos me rodean.

No dejes que me resista a la verdad. 

Que mis ojos físicos se abran y también los de mi corazón. 

No permitas que la terquedad haga su nido en mi interior. 

Libérame de todo cuanto pueda hundirme en la ignorancia. 

Ayúdame a oír la voz del Señor, mi Dios y no dejes que me conduzca con obstinación. 

Ayúdame a utilizar palabras y actitudes de amor y de jubilo a abrir mi corazón a todo lo bello, pues la belleza también es sabiduría del Señor. 

Permíteme escuchar con el corazón y con la mente, tener paciencia para esperar y reconocer el pensamiento sabio cuando llegue. 

Nunca me abandones en medio de la oscuridad del que no quiere ver, por que tu eres el 

Mensajero de la luz, y hacia la llama de Dios me conducirás. 

Mensajero del Señor guía mis pasos por el camino del conocimiento, y nunca permitas que mi corazón se cierre a la brillante luz del Amor, porque el Amor en el nombre de Dios en sabiduría 

¡AMEN! 

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ORACIÓN DE LA MAÑANA

Señor, en el silencio de este día que nace,
vengo a pedirte paz, sabiduría y fuerza.

Hoy quiero mirar al mundo con ojos llenos de amor.
Ser paciente, comprensivo, humilde, suave y bueno.

Ver a tus hijos detrás de las apariencias,
como los ves tu mismo,
para así poder apreciar la bondad de cada uno.

Cierra mis oídos a toda murmuración.
Guarda mi lengua de toda maledicencia.
Que sólo los pensamientos que bendigan permanezcan en mi.

Quiero ser tan bienintencionado y bueno
que todos los que se acerquen a mi sientan tu presencia.

Revísteme de tu bondad señor
y haz que en este día yo te refleje.

Amén.

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ORACIÓN DE JUAN PABLO II

Oh San Francisco, 
que recibiste los estigmas en La Verna, 
el mundo tiene nostalgia de ti 
como icono de Jesús crucificado.

Tiene necesidad de tu corazón 
abierto a Dios y al hombre, 
de tus pies descalzos y heridos, 
y de tus manos traspasadas e implorantes.

Tiene nostalgia de tu voz débil, 
pero fuerte por el poder del Evangelio.

Ayuda, Francisco, a los hombres de hoy 
a reconocer el mal del pecado 
y a buscar su purificación en la penitencia.

Ayúdalos a liberarse también 
de las estructuras de pecado, 
que oprimen a la sociedad actual.

Reaviva en la conciencia de los gobernantes 
la urgencia de la paz 
en las naciones y entre los pueblos.

Infunde en los jóvenes tu lozanía de vida, 
capaz de contrastar las insidias 
de las múltiples culturas de muerte.

A los ofendidos por cualquier tipo de maldad 
concédeles, Francisco, 
tu alegría de saber perdonar.

A todos los crucificados por el sufrimiento, 
el hambre y la guerra, 
ábreles de nuevo las puertas de la esperanza.

Amén.

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ANTES DE LA COMIDA

Señor Dios, te damos gracias porque nos haces partícipes de tus maravillas; te alabamos por los dones de tu amor y te bendecimos por la amistad que nos concedes vivir en torno a esta mesa. Que esta comida en sencillez de corazón y en alegría sea profecía del banquete del reino. Por Jesucristo, nuestro Señor.

R. Amén. 
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DESPUÉS DE LA COMIDA

Nos hemos saciado, Señor, con los bienes que nos has dado; cólmanos también de tu misericordia. Tú que vives y reinas por los siglos de los siglos.

R. Amén.
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ANTES DE LA CENA

Señor Dios, que nuestra mesa sea lugar de intercambio fraterno, de afecto humano, de consuelo recíproco y de agradecimiento por todos tus dones. Tú estás presente entre nosotros porque eres el Amor, bendito por los siglos de los siglos.

R. Amén. 


DESPUÉS DE LA CENA

El Señor es bendito en sus dones, bondadoso en todas sus acciones. El, que vive y reina por los siglos de los siglos.

R. Amén.

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SÚPLICAS A A LA VIRGEN 
SANTÍSIMA, MADRE DEL ETERNO JUEZ

Oh Madre de misericordia, yo me arrojo a vuestros pies, avergonzado y confuso por mis pecados, y temblando de horror por el riguroso juicio que me espera después de mi muerte.

Temo aquel paso tremendo de esta vida a la otra, cuando mi alma entre por la vez primera en aquellas regiones oscuras de la eternidad y en aquel nuevo mundo, donde es glorificada la infinita Bondad y la eterna Justicia de Dios: y ¿qué suerte me ha de caber allí para siempre? Oh Madre de misericordia, rogad por mí, miserable pecador.

Temo aquel espantoso Tribunal, donde ha de comparecer mi alma, y donde me he de ver solo frente a frente de todo un Dios para ser juzgado: ¿y qué va a ser de mi en aquel riguroso juicio? Oh Madre de misericordia, interceded por mi, miserable pecador.

Temo la sabiduría infinita del soberano Juez, porque es testigo de todas mis obras, palabras y pensamientos; y ¿qué podré responder si El me acusa? Oh Madre de misericordia, interceded por mi, miserable pecador.

Temo la rectitud inflexible de aquella divina Justicia que no se tuerce por el favor ni por el interés, sino que pesa en perfectísima balanza las obras de los hombres, para dar a cada uno lo que ha merecido: y ¿en dónde están mis buenas obras y merecimientos? Oh Madre de misericordia, interceded por mi, miserable pecador.

Temo el poder omnipotente del supremo Juez, y desmaya mi corazón al solo pensamiento de que puede condenarme. Y si El me condena ¿quién podrá ya librarme? Oh Madre de misericordia, interceded por mi, miserable pecador.

Temo la terrible acusación del maligno espíritu, y me lleno de espanto, viendo que podrá decir de mi vida que ha sido una cadena de iniquidades y pecados. Y ¿cómo me defenderé de los cargos que me haga? Oh Madre de misericordia, interceded por mi, miserable pecador.

Temo mi propia conciencia, agitada como las olas del mar y conturbada por los remordimientos, testimonios irrefragables de mi vida culpable. Y ¿qué podré replicar a las voces de mi propia conciencia? Oh Madre de misericordia, interceded por mí, miserable pecador.

Temo aquel examen tan riguroso que se ha de hacer de todos los días y actos de mi vida, del tiempo de mi niñez, del tiempo de mi mocedad, del tiempo de mi edad adulta, de los pecados que he cometido, de los que ocasioné con mis escándalos, de los que no impedí pudiendo estorbarlos, de las buenas obras mal hechas, y de las que dejé de hacer por negligencia culpable: y ¿cuál será la cuenta que podré dar a mi Dios? Oh Madre de misericordia, interceded por mi, miserable pecador.

Temo la misma defensa de mi Ángel Custodio, que tal vez, triste y lloroso apenas podrá responder y volver por mi: y solo podrá oponer a la terrible acusación del demonio, una penitencia poco sincera de mis gravísimas culpas, y algunas obras buenas llenas de defectos y desagradables a los purísimos ojos de Dios: y ¿qué será de mi, si el Ángel de mi guarda me desampara? Oh Madre de misericordia, interceded por mi, miserable pecador.

Temo finalmente la sentencia inapelable del Eterno Juez, y se estremecen mis carnes de horror, al considerar que si me halla indigno de entrar en la mansión celestial de los Justos, me arrojará para siempre de su presencia, y fulminará contra mi el espantoso anatema de la eterna reprobación. No lo permitáis, oh Madre de bondad, y por las entrañas de vuestra misericordia, oíd las súplicas de un pecador arrepentido, que clama a Vos diciendo: Oh Madre de misericordia, interceded por mí, miserable pecador.

Oración. Oh piadosísima Virgen Maria, madre y refugio de los pecadores, a quien el Dios de las venganzas cedió el imperio de la misericordia; ya que en aquel riguroso Juicio no podré acudir a vuestra intercesión, os suplico ahora que me alcancéis la gracia de una sincera penitencia, y de una perfecta enmienda de mi vida, a fin de que al comparecer después de mi muerte ante el divino tribunal, merezca una sentencia favorable de eterna salvación. Por los méritos de vuestro Hijo, nuestro Señor, que en unión del Padre y del Espíritu Santo, vive y reina por todos los siglos de los siglos. Amén.

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ORACIÓN A MARÍA 
PARA UNA BUENA MUERTE

Oh María, concebida sin mancha de pecado, rogad por nosotros que recurrimos a Vos. Oh refugio de los pecadores, Madre de los agonizantes, no nos abandonéis en la hora de nuestra muerte, sino alcanzadnos una perfecta contrición, sincera compunción, perdón de nuestros pecados, digna recepción del santo Viático, y fortaleza por medio del Sacramento de la Extrema Unción, a fin de que confiados, podamos comparecer ante el trono del Supremo Juez, justo y misericordioso, nuestro Dios y Redentor.

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ORACIÓN A LA VIRGEN MARÍA PARA ALCANZAR UNA BUENA MUERTE


¡Oh María, sin pecado concebida! Rogad por nosotros, que recurrimos a Vos. ¡Oh refugio de los pecadores! ¡Oh Madre de los agonizantes! No nos abandonéis en la hora de nuestra muerte, antes bien, obtenednos un dolor perfecto, una contrición sincera y el perdón de nuestros pecados. Alcanzadnos también la gracia de recibir dignamente el Santo Viático y de ser fortalecido con la Extremaunción, para que podarnos presentarnos seguros ante el trono del justo y misericordioso Juez, Dios y Redentor nuestro. Amén.

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JACULATORIAS
JESUCRISTO

¡Oh dulcísimo Jesús, no seáis mi Juez, sino mi Salvador!

Alabado sea Jesucristo. Por los siglos de los siglos. Amén.

Buen Jesús, amigo de los niños, bendecid a los niños de todo el mundo.

Buen Jesús, me uno a ti de todo corazón.

Buen Jesús, sed Jesús para mí, y salvadme.

Creo, Señor, pero ayuda mi incredulidad.

Dad, Señor, descanso eterno a las almas, y la luz perpetua luzca para ellas.

De mis enemigos líbrame, Señor. 
(Salmo 58. 2.)

Dignaos, Señor, conceder la vida eterna a todos los que hacen bien por vuestro nombre. Amén.

Dulcísimo Jesús, dadme aumento de fe, de esperanza y de caridad.

Dulcísimo Jesús, no seáis juez para mí, sino salvador.

El Señor es mi pastor, nada me puede faltar.

Enséñame, Señor, a cumplir tu voluntad, porque tu eres mi Dios.

Jesucristo, Hijo de Dios vivo, luz del mundo; yo te adoro, para ti vivo y para ti muero. Amén.

Jesús Dios mío, os amo sobre todas las cosas.

Jesús mío, misericordia.

Jesús, Hijo de David, ten misericordia de mi.

Jesús, manso y humilde de corazón, haz nuestro corazón semejante al vuestro.

Oh Jesús, para ti vivo. Oh Jesús, para ti muero. Oh Jesús, tuyo soy en la vida y en la muerte.

Oh Señor mío, haced que os ame y que el premio de mi amor sea amaros cada vez más.
(San Ignacio).

Piadoso Jesús, dale(s) el descanso eterno.

Por ti, Jesús, vivo; por ti, Jesús, muero; tuyo soy, Jesús, en vida y en muerte, amén.

Por tu amor, Jesús, contigo y por ti.

Quedaos conmigo, señor, y sed mi gozo verdadero.

Señor, auméntanos la fe.

Señor, enviad a vuestra Iglesia sacerdotes santos y fervientes religiosos.

Señor, enviad operarios a vuestra mies.

Señor, no nos tratéis como reclaman nuestros pecados, ni como merecen nuestras culpas.

Señor, os doy gracias porque quisisteis morir en la cruz por mis pecados.

Señor, salvadnos, que perecemos.

Señor, Tú lo sabes todo, Tú sabes que te amo.

Te adoramos Jesucristo, y te bendecimos, porque con tu cruz redimiste al mundo.

Tuyo soy, para Ti nací, ¿qué quieres Jesús de mí?

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JACULATORIAS
SAGRADO CORAZÓN

¡Bendito sea el Sacratísimo Corazón de Jesús en el Santísimo Sacramento.

Corazón de Jesús en Ti confío.

Corazón de Jesús, Ardiente de amor por nosotros, inflama nuestro corazón en tu amor.

Corazón de Jesús, convertid a los pobres blasfemos.

Corazón de Jesús, inflamado en nuestro amor, inflamad nuestro corazón en amor vuestro.

Corazón de Jesús, que os ame y os haga amar.

Corazón divino de Jesús, convierte a los pecadores, salva a los moribundos, libra a las almas santas del purgatorio.

Corazón eucarístico de Jesús, aumentad en nosotros la fe, la esperanza y la caridad.

Corazón Sacratísimo de Jesús, ten misericordia de nosotros. 
Dulce Corazón de Jesús, sed mi amor.

Dulce Corazón de Jesús, ten piedad de nosotros y de nuestros hermanos errantes.

Dulce corazón de mí Jesús, haz que te ame siempre más y más.

Gloria, amor y gratitud al Sagrado Corazón de Jesús.

Oh Corazón de amor, yo pongo toda mi confianza en ti, porque todo lo temo de mi flaqueza, pero todo lo espero de vuestras bondades.

Sacratísimo Corazón de Jesús ten piedad de nosotros.

Sagrado Corazón de Jesús, confortado en vuestra agonía por un ángel, confortadnos en nuestra agonía.

Sagrado Corazón de Jesús, creo en vuestro amor por mí.

Sagrado Corazón de Jesús, protege nuestras familias.

Sagrado Corazón de Jesús, sed conocido, sed amado, sed imitado.

Sagrado Corazón de Jesús, venga a nosotros tu reino.

Sagrado Corazón de Jesús, yo me doy a ti por María.

Sea amado en todas partes el Sagrado Corazón de Jesús.

Todo por Ti, Corazón Sacratísimo de Jesús!

Corazón dulcísimo de María, prepáranos un camino seguro.

Dulce Corazón de María, sed la salvación mía.

Dulce Corazón de María, sed mi salvación.

Purísimo Corazón de María, virgen santísima, alcánzanos de Jesús la pureza y la humildad de corazón.
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ORACIÓN PARA COMENZAR EL DÍA

Señor, en el silencio de este día que comienza, vengo a pedirte la paz, la prudencia, la fuerza. Hoy quiero mirar al mundo con ojos llenos de amor, ser paciente, comprensivo, dulce y prudente. Ver por encima de las apariencias a tus hijos como Tu mismo los ves y así no ver más que el bien en cada uno de ellos. Cierra mis ojos a toda calumnia, guarda mi lengua en toda maldad, que sólo los pensamientos caritativos permanezcan en mi espíritu, que sea benévolo y alegre, que todos los que se acerquen a mí sientan tu presencia. Revísteme de Ti, Señor, y que a lo largo de este día yo te irradie.

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ORACIÓN PARA PEDIR PROTECCIÓN

Altísimo Dios de todo lo creado. Verdad infalible en quien creo. Clemencia infinita en quien espero. Bondad inmensa a quien amo sobre todas las cosas y a quien me pesa haber ofendido. Te doy gracias por haberme creado, redimido, bautizado, y conservado; y por todos los beneficios que me has hecho hasta ahora. Te ofrezco todos los pensamientos, palabras, obras y sufrimientos de este día con intención de ganar sus indulgencias y aplicarlas por las almas del purgatorio.

No permitas, Padre mío, que te ofenda. Líbrame de las tentaciones del demonio. Dame fuerza para huir de las ocasiones de pecar y vencer mis pasiones. Haz que cumpla con el fin para el cual estoy en el mundo, que conozca tu voluntad, que me preocupe por la salvación de mi alma y por hacer el bien a mi prójimo. Que viva el día de hoy como si fuera el último de mi vida. Para que merezca gozarte en el reino eterno de la gloria.

Te lo pido por los méritos de mi Señor Jesucristo y la intercesión de mi Madre, la siempre Virgen María, de mi ángel de la guarda, de San José, de San(ta)..., y demás patronos y abogados míos. Amén.

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ORACIONES DURANTE EL DÍA 

Al salir de casa

Dirigid, Señor, mis pasos como dirigisteis los de Tobías. El Arcángel San Rafael me acompañe y defienda de los lazos del mundo, para que vuelva a casa sin daño de alma y cuerpo.

Al comenzar una obra

Os ofrezco, Dios mío, este trabajo; bendecidlo para que redunde en gloria vuestra y bien de mi alma.


Al sentir una tentación

¡Señor, no me dejes caer en la tentación! ¡Oh Señora mía!, acordaos que soy vuestro; guardadme y defendedme como cosa y propiedad vuestra. Angel de mi guarda, defendedme. Antes morir que pecar.


Al oir alguna blasfemia

Bendito sea Dios. Alabado sea el Santísimo Sacramento del Altar. (Rezar un Avemaría). Virgen santísima, Reina de cielos y tierra, os amo con todo mi corazón. Perdonadle, Señor, que no sabe lo que dice.


Antes de comer

Bendice, Señor, los alimentos que vamos a tomar y haz que nos aprovechen para ocuparnos en vuestro santo servicio. Padrenuestro y Gloria.


En acción de gracias

Te damos gracias por todos tus beneficios, Dios todopoderoso, que vives y reinas por los siglos de los siglos. Amén.


Comunión espiritual

Creo, Señor Jesús, que estás presente en el Santísimo Sacramento. Me pesa de verdad haberte ofendido. Te amo sobre todas las cosas, y deseo con ardor recibirte, pero ya que no puedo hacerlo ahora sacramentalmente, ven al menos espiritualmente a mi corazón. Quédate conmigo y no permitas que jamás me aparte de ti.


Jaculatorias

¡Dios mío, y todas mis cosas!
Jesús, manso y humilde de corazón, haced mi corazón semejante al vuestro.
¡Jesús mío, misericordia!
¡Dulcísimo Jesús! no seas mi Juez, sino mi Salvador!
¡Jesús, María y José!
Dulce Corazón de María, sed mi salvación.

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SANTIFICACIÓN DEL DÍA
ORACIONES
ORACIONES PARA LA NOCHE 

Oración para pedir perdón

Oh Dios, dame en esta hora la gracia de reconocer debidamente mis pecados ante ti, y de arrepentirme de ellos verdaderamente. Borra de tu libro, Señor de misericordia, mis múltiples acciones cometidas contra ti. Perdóname todas las distracciones en la oración, mis pecados de omisión, y mis pecados deliberados contra la conciencia.

Dame luz para ver lo que he de hacer, valor para emprenderlo y firmeza para llevarlo a cabo. Que en todas las cosas avance en la obra de santificación, de la realización de tu voluntad; y que en definitiva, por tu misericordia, pueda alcanzar la gloria de tu Reino eterno, por Jesucristo nuestro Señor. (Venerable J. H. Newman)


Oración al acostarse

Oh buen dios, haced que mientras yo duerma, mi corazón esté velando: que sea yo preservado de todo mal por vuestros ángeles, a los cuales ordenasteis que me guarden en todos mis caminos. Protesto que mientras estaré entregado al sueño, quisiera adoraros del modo que os adoran vuestros ángeles en el cielo, y ya que la naturaleza exige el reposo de mi frágil y miserable cuerpo, os ofrezco las adoraciones que os tributan los espíritus celestiales, así como las oraciones, las lágrimas, las mortificaciones y penitencias de todos vuestros siervos que pasan una gran parte de la noche entregados a estos piadosos ejercicios.

Aceptad, Dios mío, estos ofrecimientos y deseos de mi corazón, para que de día y de noche no cese de alabar vuestro santo nombre. Os pido, Señor, esta gracia por los méritos del Sagrado Corazón de vuestro santísimo Hijo mi Redentor y Salvador mío.


Antes de entregarse al sueño

Tendido al verme sospecho / que está la muerte cercana. / ¿Me levantaré mañana? / ¿Será mi tumba este lecho? / Señor, ten mi pecho / lleno de Tu amor, de suerte / que no me asuste la muerte, / venga cuando Tú dispongas, / con tal que al morir me pongas / donde pueda amarte y verte. /

Señor mío Jesucristo, / Padre de mi corazón, / perdona mis pecados que Tú sabes / mejor que yo cuántos son. / Son infinitos ¡Dios mío! / Infinitos, Señor, son. / Echame la penitencia / y dame la absolución / y si esta noche me muero / me sirva de confesión.

***

Jesús, José y María, os doy el corazón y el alma mía.
Jesús, José y María, asistidme en mi última agonía.
Jesús, José y María, con vosotros descanse en paz el alma mía.


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PERDÓN Y ARREPENTIMIENTO

ORACIONES 


SALMO MISERERE 

Tenme piedad, oh Dios, según tu amor,
por tu inmensa ternura borra mi delito,
lávame a fondo de mi culpa,
y de mi pecado purifícame.
Pues mi delito yo lo reconozco,
mi pecado sin cesar está ante mí;
contra Ti, contra Ti solo he pecado,
lo malo a tus ojos cometí.

Por que aparezca tu justicia cuando hablas 
y tu victoria cuando juzgas.
Mira que en la culpa ya nací,
pecador me concibió mi madre.
Mas Tú amas la verdad en lo íntimo del ser,
y en lo secreto me enseñas la sabiduría.
Rocíame con el hisopo, y seré limpio,
lávame, y quedaré más blanco que la nieve.
Devuélveme el son del gozo y la alegría,
exulten los huesos que machacaste Tú.
Retira tu faz de mis pecados,
borra todas mis culpas.
Crea en mí, oh Dios, un puro corazón,
un espíritu dentro de mí renueva;
no me rechaces lejos de tu rostro,
no retires de mí tu santo espíritu.
Vuélveme la alegría de tu salvación,
y en espíritu generoso afiánzame;
enseñaré a los rebeldes tus caminos,
y los pecadores volverán a Ti.
Líbrame de la sangre, Dios, Dios de mi salvación,
y aclamará mi lengua tu justicia;
abre, Señor, mis labios,
y publicará mi boca tu alabanza.
Pues no te agrada el sacrificio,
si ofrezco un holocausto no lo aceptas.
El sacrificio a Dios es un espíritu contrito;
un corazón contrito y humillado, oh Dios, no lo desprecias.
¡Favorece a Sión en tu benevolencia,
reconstruye las murallas de Jerusalén!
Entonces te agradarán los sacrificios justos,
--holocausto y oblación entera--
se ofrecerán entonces sobre tu altar novillos.

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YO PECADOR
(CONFITEOR)

Yo, pecador, me confieso a Dios todopoderoso, a la bienaventurada siempre Virgen María, al bienaventurado san Miguel Arcángel, al bienaventurado san Juan Bautista, a los santos Apóstoles Pedro y Pablo, a todos los santos, y a vosotros, hermanos, que pequé gravemente con el pensamiento, palabra y obra; por mi culpa, por mi culpa, por mi gravísima culpa. Por tanto, ruego a la bienaventurada siempre Virgen María, al bienaventurado san Miguel Arcángel, al bienaventurado san Juan Bautista, a los santos Apóstoles Pedro y Pablo, a todos los santos, y a vosotros, hermanos, que roguéis por mí a Dios nuestro Señor. Amén.

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ACTO DE CONTRICIÓN I

¡Señor mío, Jesucristo! Dios y Hombre verdadero, Creador, Padre y Redentor mío; por ser Vos quien sois, Bondad infinita, y porque os amo sobre todas las cosas, me pesa de todo corazón haberos ofendido; también me pesa porque podéis castigarme con las penas del infierno. Ayudado de vuestra divina gracia, propongo firmemente nunca más pecar, confesarme y cumplir la penitencia que me fuere impuesta. Amen.

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ACTO DE CONTRICIÓN II

Yo confieso ante Dios todopoderoso y ante vosotros, hermanos, que he pecado mucho de pensamiento, palabra, obra y omisión. Por mi culpa, por mi culpa, por mi gran culpa. Por eso ruego a santa María, siempre Virgen, a los Ángeles, a los Santos y a vosotros, hermanos, que intercedáis por mí ante Dios, Nuestro Señor.


1. Se trata del más famoso de los salmos penitenciales (nº 51) y la expresión más perfecta de un corazón verdaderamente arrepentido. Se atribuye al rey David, el cual lo pronunció tras su arrepentimiento por el adulterio cometido con Betsabé. A próposito de él comenta San Pedro de Alcántara (1499-1562): Misericordia, Dios mío, por tu bondad. Porque si en todas tus obras eres incomparable, en la misericordia te superaste a ti mismo... Te encarnaste por misericordia, naciste, viviste, moriste por misericordia. Tan natural te es tener misericordia como al fuego quemar y al sol alumbrar; y antes dejará el fuego de quemar y el sol de alumbrar, que tú de tener misericordia. ¿Acaso te faltará misericordia para un pobre como yo, que con tanta insistencia te la pide?. 

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PERDÓN Y ARREPENTIMIENTO
ORACIONES PARA IR A CONFESAR


 ORACIÓN PARA ANTES
DEL EXAMEN DE CONCIENCIA

Mirad, oh amado y buen Jesús, un pecador, postrado lleno de confianza a vuestros pies. Mis pecados me llenan de temor y no encuentro otro refugio que vuestro amantísimo Corazón. A la vista de ese divino Corazón, la confianza vuelve otra vez a mi alma. Soy, en verdad, oh Señor, el más ingrato de vuestros hijos, que tan mal ha correspondido a vuestro amor, ofendiéndoos a Vos, que sois mi Padre bondadosísimo. Ya no soy digno de ser llamado hijo vuestro. Pero mi pobre corazón no puede vivir sin Vos. Merezco un juez severo; pero en vez de esto, encuentro un Dios, lleno de ternura y amor, clavado en la cruz, por mi bien, y con los brazos abiertos, dispuesto a recibirme, cual Padre amoroso.

Vuestras cinco llagas son como otras tantas lenguas que me invitan al arrepentimiento y hablan a mi pobre corazón: vuélvete, hijo mío, vuélvete a Mi, arrepiéntete y no dudes de mi amor y de mi perdón.

Acabad, oh dulce Maestro la obra que en vuestra infinita caridad habéis comenzado. Concededme un poco de aquel conocimiento y de aquel dolor que Vos teníais de mis pecados, cuando en el huerto de los Olivos sudasteis sangre a la vista de ellos, y caísteis como muerto sobre vuestro sagrado rostro, para que yo comprenda el peso y la malicia del pecado y conciba un verdadero dolor. Iluminad mi entendimiento para que conozca claramente mis pecados. Fortaleced mi voluntad para aborrecer mis pecados y arrepentirme de todos ellos.

Oh María, Madre de los dolores, ayudadme en esta grande tribulación de mi alma.

Angel de mi guarda, Patronos míos, rogad por mí, para que haga una buena confesión. Así sea.



 ORACIÓN PARA DESPUÉS
DEL EXAMEN DE CONCIENCIA
(acto de contrición)

Señor mío Jesucristo, Dios y hombre verdadero, Creador y Redentor mío: por ser Vos quien sois, y porque os amo sobre todas las cosas, me pesa, Señor, de todo corazón de haberos ofendido, y propongo firmemente nunca más pecar, apartarme de todas las ocasiones de ofenderos, confesarme, cumplir la penitencia que me fuere impuesta; os ofrezco mi vida, mis obras y trabajos en satisfacción de todos mis pecados, y así como os lo suplico, así confío en vuestra divina bondad y misericordia infinita me los perdonaréis por los méritos de vuestra preciosa Sangre, Pasión y Muerte, y me daréis gracia para enmendarme y perseverar en vuestro santo servicio hasta el fin de mi vida. Así sea.

¡Mi Jesús, azotado en la columna por mis deshonestidades! ¡Mi Señor, coronado de espinas por mis malos pensamientos! ¡ Mi Dios agonizando de pena en el huerto, por mis ingratitudes! ¡El Rey del cielo y tierra tenido por loco y pospuesto a Barrabás por mi soberbia! ¡El autor de la vida puesto en una cruz por mis malditas culpas! ¿Y yo no lloro? Pero no, que ya se enternece el corazón al considerar que yo fui causa de tantos dolores; ya se angustia mi corazón; ya clamo a las puertas de vuestra clemencia.

Dios mío, fuente de misericordia, tened por bien, de limpiarme de mis pecados. Pequé, Dios mío por flaqueza, contra Vos, Padre Eterno, Todopoderoso; por Ignorancia, contra vuestro Unigénito Hijo, Sabiduría infinita; y por malicia contra el Espíritu Santo. Con estas culpas os ofendí, Trinidad Soberana. Ayudadme, oh mi dulcísimo Jesús, con vuestra gracia que todo lo puede. En Vos pongo toda mi confianza. Oh Jesús mío, para Ti vivo, para Ti muero, oh Jesús mío, soy Tuyo en vida y muerte. Así sea.



 ORACIÓN PARA DESPUÉS
DE LA CONFESIÓN

Gracias, oh Padre Celestial, gracias infinitas os doy, por el inmenso beneficio que acabáis de concederme. Habéis purificado mi pobre alma con la Sangre preciosísima de vuestro divino Hijo, mi buen Salvador.

Os ofrezco esta mi confesión y mi penitencia en unión con todos los actos de penitencia que hicieron todos los santos y en especial la de nuestro Señor Jesucristo, su santísima Madre y San José, pidiendo a vuestra bondad paternal que os dignéis aceptarlos y hacerlos meritorios para mi eterna salvación. Lo que haya podido faltar a la sinceridad de mi preparación, a mi contrición y a la acusación de mis pecados, lo pongo todo en el Corazón adorable de mi buen Jesús, tesoro infinito de todo bien y de todas las gracias.

Os ofrezco, oh Padre Eterno el Corazón de vuestro divino Hijo, con todo su infinito amor, todos sus sufrimientos y todos sus méritos para digna satisfacción de mis pecados.

Madre dulcísima de Jesús, María, acordaos que sois también mi madre, Mi pobre alma os fue encomendada por Jesús mismo. En la cruz fue El quien me os dio por Madre. Obtenedme, pues, oh tierna Madre, la gracia de sacar de este santo sacramento todos los frutos que Jesús quiere que yo alcance. Alcanzadme, oh amabilísima Madre, por los dolores que sufristeis al ser separado de Jesús, vuestro divino Hijo, un amor ardiente y fiel a Jesús. ¡Muestra que eres mi Madre!

Angel de mi guarda, mi dulce compañía; mis santos patronos y todos los ángeles y santos de Dios, interceded por mí y alcanzadme la gracia de cumplir fielmente con mis propósitos. Así sea.


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ORACIÓN POR LA SANTIFICACIÓN
DE LOS SACERDOTES
(S.S. PAPA PÍO XII)


Oh Jesús, Pontífice Eterno, Buen Pastor, Fuente de vida, que por singular generosidad de tu dulcísimo Corazón nos has dado nuestros sacerdotes para que podamos cumplir plenamente los designios de santificación que tu gracia inspira en nuestras almas; te suplicamos: ven y ayúdalos con tu asistencia misericordiosa.

Sé en ellos, oh Jesús, fe viva en sus obras, esperanza inquebrantable en las pruebas, caridad ardiente en sus propósitos. Que tu palabra, rayo de la eterna Sabiduría, sea, por la constante meditación, el alimento diario de su vida interior. Que el ejemplo de tu vida y Pasión se renueve en su conducta y en sus sufrimientos para enseñanza nuestra, y alivio y sostén en nuestras penas.

Concédeles, oh Señor, desprendimiento de todo interés terreno y que sólo busquen tu mayor gloria. Concédeles ser fieles a sus obligaciones con pura conciencia hasta el postrer aliento. Y cuando con la muerte del cuerpo entreguen en tus manos la tarea bien cumplida, dales, Jesús, Tú que fuiste su Maestro en la tierra, la recompensa eterna: la corona de justicia en el esplendor de los santos. Amén.

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ORACIÓN POR LA SANTIFICACIÓN
DE LOS SACERDOTES
(S.S. PABLO VI)

Ven, oh Espíritu Santo, y da a los sacerdotes, dispensadores de los misterios de Dios, un corazón nuevo que actualice toda su educación y toda su preparación, que les haga conscientes cual sorprendente revelación del sacramento recibido, y que responda siempre con nueva ilusión a los incesantes deberes de su ministerio, en orden a tu Cuerpo Eucarístico y a tu Cuerpo Místico. Dales un corazón nuevo, siempre joven y alegre.

Ven, oh Espíritu Santo, y da a nuestros sacerdotes, discípulos y apóstoles de Cristo Señor, un corazón puro, capaz de amarle solamente a Él con la plenitud, el gozo, y la profundidad que solo Él sabe dar, cuando constituye el exclusivo y total objeto del amor de un hombre que vive de tu gracia; dales un corazón puro que sólo conozca el mal para denunciarlo, combatirlo y huir de él; un corazón puro como el de un niño, pronto al entusiasmo y a la emoción.

Ven, oh Espíritu Santo, y da a los ministros del pueblo de Dios un corazón grande, abierto a tu silenciosa y potente Palabra inspiradora; cerrado a toda ambición mezquina, a toda miserable apetencia humana; impregnado totalmente del sentido de la Santa Iglesia; un corazón grande, deseoso únicamente de igualarse al del Señor Jesús, y capaz de contener dentro de si las proporciones de la Iglesia, las dimensiones del mundo; grande y fuerte para amar a todos, para servir a todos, para sufrir por todos; grande y fuerte para superar cualquier tentación, dificultad, hastío, cansancio, desilusión, ofensa; un corazón grande, fuerte, constante, si es necesario hasta el sacrificio, feliz solamente de palpitar con el Corazón de Cristo y de cumplir con humildad, fidelidad y valentía la voluntad divina. Amén.

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PLEGARIA PARA PEDIR
POR LOS SACERDOTES

Señor Jesús, te pido por tus sacerdotes. Que cuando estén clavados en la cruz del confesionario, pongas en ellos tu corona de luz en vez de tu corona de espinas.

Que cuando, día a día, te traigan al pan convertido en tu cuerpo, ello no se les vuelva rutina, sino diario milagro.

Que su trato con las almas sea siempre para dejar en ellas el amor y el valor que Tú nos entregas.

Que cuando jóvenes, tengan la fortaleza de tus últimos tres años y cuando viejos, sigan sintiendo que «Dios alegra su juventud».

Que espíritu viviente en carne y hueso, sean como Tú, profundamente humanos y perfectamente divinos.

Que cuando el desánimo y la debilidad los agobien en el camino de su calvario, estés Tú, como Cirineo, para llevarles la cruz y volvérselas gozo.

¡Y que nunca falte quien de la vida por ellos, así como Tú la diste por nosotros!

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SANTOS ÁNGELES
ORACIONES A LOS ARCÁNGELES

A SAN MIGUEL ARCÁNGEL
PARA PEDIR LA PROTECCIÓN DEL CIELO


Oh gloriosísimo San Miguel Arcángel, príncipe y caudillo de los ejércitos celestiales, custodio y defensor de las almas, guarda de la Iglesia, vencedor, terror y espanto de los rebeldes espíritus infernales. Humildemente te rogamos, te digne librar de todo mal a los que a ti recurrimos con confianza; que tu favor nos ampare, tu fortaleza nos defienda y que, mediante tu incomparable protección adelantemos cada vez más en el servicio del Señor; que tu virtud nos esfuerce todos los días de nuestra vida, especialmente en el trance de la muerte, para que, defendidos por tu poder del infernal dragón y de todas sus asechanzas, cuando salgamos de este mundo seamos presentados por tí, libres de toda culpa, ante la Divina Majestad.

Amén.


ORACIÓN A SAN GABRIEL

Dios Señor nuestro, imploramos tu clemencia para que habiendo conocido tu Encarnación por el anuncio del arcángel San Gabriel, con el auxilio suyo consigamos también sus beneficios. Por Jesucristo nuestro Señor. Amén. 



ORACIÓN A SAN RAFAEL

Arcángel San Rafael, que dijiste: «Bendecid a Dios todos los días y proclamad sus beneficios. Practicad el bien y no tropezaréis en el mal. Buena es la oración con ayuno, y hacer limosna mejor que atesorar oro», te suplico me acompañes en todos mis caminos y me alcances gracias para seguir tus consejos.

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SANTOS ANGELES
NOVENA A SAN MIGUEL ARCÁNGEL


ORACIONES PARA TODOS LOS DÍAS

Yo pecador…

San Miguel, Primado entre los Príncipes del Cielo, os ofrezco mis alabanzas y devoción, porque Dios os ha creado tan excelente y tan perfecto y os ha dotado de un celo tan grande por su gloria y de una sumisión tan admirable a sus divinos decretos.


Oración de León XIII. San Miguel Arcángel, defiéndenos en la lucha. Sé nuestro amparo contra la perversidad y acechanzas del demonio. Que Dios manifieste sobre él su poder, es nuestra humilde súplica. Y tú, oh Príncipe de la Milicia Celestial, con el poder que Dios te ha conferido, arroja al infierno a Satanás, y a los demás espíritus malignos que vagan por el mundo para la perdición de las almas. Amén.

Celestial y purísimo Mensajero de Dios, dignaos alcanzarme de los Sagrados Corazones de Jesús y María un verdadero amor por Ellos, la sumisión a la divina Voluntad y la gracia de… (hágase aquí la petición que se desea obtener con la novena).

Rezar un Padrenuestro, tres Avemarías y Gloria.

Sagrado Corazón de Jesús, venga a nosotros Tu reino.
Bendito y alabado sea el Santísimo Sacramento del Altar, la Inmaculada Concepción de la Virgen María, Madre de Dios y Madre nuestra.


Terminar con el rezo de la oración del día correspondiente:

DÍA PRIMERO 

María Inmaculada, Madre y dulce Medianera, Reina de los Cielos, humildemente os suplicamos intercedáis por nosotros. Ruega a Dios que envíe a San Miguel y a sus ángeles para apartar los obstáculos que se oponen al reinado del Sagrado Corazón en el mundo.

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DÍA SEGUNDO 

San Miguel, Ángel de los Santos combates, os ofrezco mis alabanzas y devoción por la inefable complacencia con que Dios os mira como defensor de su gloria.

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DÍA TERCERO 

San Miguel, Ángel de la Victoria, con devoción os alabo por la alegría con que Nuestro Señor Jesucristo os ve como celoso defensor de su divinidad y las victorias que conseguís sobre los enemigos de nuestras almas.

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DÍA CUARTO 


San Miguel, Ministro del Altísimo, con devoción os alabo por la ternura con que os mira la Santísima Virgen viendo los combates que habéis librado y libráis sin cesar para establecer el reinado de su amado Hijo, Dios y Redentor nuestro, en el mundo.

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DÍA QUINTO 

San Miguel, Guardián del Cielo, os alabo con devoción por la veneración, el amor y el honor que os rinden las jerarquías celestiales de las cuales sois augusto Príncipe.

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DÍA SEXTO 

San Miguel, Ángel del Santo Sacrificio, os alabo con devoción por el honor que os ha hecho nuestro Señor Jesucristo confiándoos la custodia de la Iglesia, su querida esposa y os ofrezco el reconocimiento y amor que la Santa Iglesia os profesa.

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DÍA SÉPTIMO 

San Miguel, Portador del estandarte de salvación, os ofrezco mis alabanzas con devoción por la importante misión que Dios os ha dado al confiaros las almas de todos los predestinados, defendiéndolas en la hora de la muerte de los asaltos del infierno, presentándolas ante Dios enteramente puras.

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DÍA OCTAVO 

San Miguel, Ángel de la Paz, os alabo con devoción por toda la fuerza, la dulzura y suavidad encerradas en vuestro santo nombre, delicia de vuestros verdaderos devotos.

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DÍA NOVENO 

San Miguel, Ángel del Perdón, os alabo con devoción por los inmensos beneficios que habéis derramado sobre nuestra Patria, siempre que ésta ha sido fiel a Dios, así como por la abnegación, reconocimiento y amor que os rinden vuestros servidores. Dignaos, os suplicamos, obtener de los Corazones de Jesús y de María aumenten vuestros devotos para obtener la salvación.

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SANTOS ÁNGELES
NOVENA AL ÁNGEL DE LA GUARDA

Por la señal de la santa Cruz...

Señor mío Jesucristo...

ORACIÓN PARA CADA DÍA DE LA NOVENA

A Vos, santo Ángel de mi Guarda, acudo hoy en busca de especial favor. Habiéndote puesto Dios por custodio y protector mío, nadie como Vos conoce la miseria y las necesidades de mi alma y los afectos de mi corazón. Vos sabéis el deseo que tengo de salvarme, de amar a Dios y de santificarme; mas, ¡ay!, también sabéis mi inconstancia y lo mucho que he ofendido a Dios con mis faltas y pecados. Vos, que sois para mí el guía más seguro, el amigo más fiel, el maestro más sabio, el defensor más poderoso y el corazón más amante y compasivo, alcanzadme de Dios la gracia suprema de amarle y servirle fielmente en esta vida y poseerle eternamente en la gloria.

Y ahora os ofrezco humildemente los pequeños obsequios de esta Novena, para que también me alcancéis las gracias especiales que en ella os pido, si no son contrarias a la gloria de Dios y al bien de mi alma. Así sea.

Rezar la oración del día que corresponda:


DÍA PRIMERO 

¡Oh buen Ángel custodio! ayudadme a dar gracias al Altísimo por haberse dignado destinaros para mi guarda.

Os pido que por intercesión de María, me alcancéis de Dios un fervoroso espíritu y la práctica de una oración constante para agradecer a Dios todos sus beneficios, y especialmente el de teneros por celestial custodio mío.

Igualmente os pido la gracia de... Terminar con las oraciones finales.

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DÍA SEGUNDO 

¡Oh Príncipe celestial!, dignaos obtenerme el perdón de todas las ofensas que he hecho a Dios y a Vos, despreciando vuestras amenazas y vuestros consejos.

Os pido que, por intercesión de María, me alcancéis de Dios un verdadero dolor de los pecados, que me obtenga el perdón de todas las faltas y caídas de la vida pasada.

Igualmente os pido la gracia de... Terminar con las oraciones finales.

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DÍA TERCERO 

¡Oh mi Tutor amoroso!, infundid en mi alma un profundo respeto hacia Vos, de tal manera que jamás tenga el atrevimiento de hacer cosa alguna que os desagrade.

Os pido que, por intercesión de María, me alcancéis de Dios el recuerdo de la presencia divina y el respeto a vuestra presencia continua, las cuales han de guardarme del pecado.


Igualmente os pido la gracia de... Terminar con las oraciones finales.

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DÍA CUARTO 

¡Oh Médico compasivo!, enseñadme el remedio y dadme el auxilio para curar mis malos hábitos y tantas miserias como oprimen mi alma.

Os pido que, por intercesión de Maria, me alcancéis de Dios un verdadero espíritu de mortificación, con el cual domine mis malas pasiones y la sensualidad, y obtenga la paz y la libertad de espíritu, juntamente con las demás virtudes.

Igualmente os pido la gracia de... Terminar con las oraciones finales.

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DÍA QUINTO 

¡Oh, mi Guía fiel!, alcanzadme fuerza para vencer todos los obstáculos que se encuentren en el camino de la existencia y para sufrir pacientemente las tribulaciones de esta miserable vida.

Os pido que, por intercesión de María, me alcancéis de Dios una verdadera paciencia y conformidad en todas las contrariedades y penas de la vida que Dios pueda permitir para mi santificación.

Igualmente os pido la gracia de... Terminar con las oraciones finales.

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DÍA SEXTO 

¡Oh Intercesor eficaz cerca de Dios!, alcanzadme la gracia de seguir prontamente vuestras santas inspiraciones y de conformar, en todo y para siempre, mi voluntad a la de Dios.

Os pido que, por la intercesión de María, me alcancéis de Dios una obediencia absoluta a todos mis superiores, la cual me santifique por el cumplimiento de la voluntad divina en ella manifestada.

Igualmente os pido la gracia de... Terminar con las oraciones finales.

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DÍA SÉPTIMO 

¡Oh Espíritu purísimo, encendido todo en amor de Dios!, alcanzadme este fuego divino, y al mismo tiempo una verdadera devoción a vuestra augusta Reina y buena Madre mía, la Virgen Santísima.

Os pido que, por intercesión de María, me obtengáis de Dios la caridad perfecta y la devoción a María, que sean para mi fuente abundantísima de méritos, camino segurísimo de salvación y el más dulce consuelo en la hora de la muerte.

Igualmente as pido la gracia de... Terminar con las oraciones finales.

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DÍA OCTAVO 

¡Oh invencible Protector!, asistidme a fin de corresponder dignamente a vuestro amor y a vuestros beneficios, y para trabajar con todas las fuerzas en promover vuestro culto y vuestra devoción.

Igualmente os pido que, por intercesión de Maria, me alcancéis de Dios un celo fervoroso para la práctica del bien y una fervorosa devoción angélica, que sean mi propia santificación y la del prójimo.

Igualmente os pido la gracia de... Terminar con las oraciones finales.

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DÍA NOVENO 

¡Oh bienaventurado ministro del Altísimo!, alcanzadme de su misericordia infinita que llegue yo a ocupar un día uno de los tronos que dejaron vacíos los ángeles rebeldes.

Os pido que, por intercesión de Maria, me obtengáis de Dios la gracia de una santa muerte, confortada con los Santos Sacramentos, que me abra las puertas de la gloria eterna.

Igualmente os pido la gracia de... Terminar con las oraciones finales.


ORACIONES FINALES PARA TODOS LOS DÍAS


Oración a la Santísima Trinidad. Para obtener de Dios las gracias que esperamos, ¡oh buen Ángel de la Guarda!, en unión vuestra y de todos los otros Ángeles del cielo, y por mediación de la Virgen Maria, Madre de Dios y Madre nuestra, saludo ahora a la Trinidad Santísima con el Trisagio angélico, diciendo de todo corazón:

Santo. Santo, Santo, Señor Dios de los ejércitos, llenos están los cielos y la tierra de vuestra gloria. Gloria al Padre, gloria al Hijo, gloria al Espíritu Santo. Rezar al Padre Eterno: Padrenuestro, Avemaría y Gloria.

Santo, Santo, Santo, Señor Dios de los ejércitos, llenos están los cielos y la tierra de vuestra gloria. Gloria al Padre, gloria al Hijo, gloria al Espíritu Santo. Rezar al Hijo Unigénito: Padrenuestro, Avemaría y Gloria.

Santo, Santo, Santo, Señor Dios de los ejércitos, llenos están los cielos y la tierra de vuestra gloria. Gloria al Padre, gloria al Hijo, gloria al Espíritu Santo. Rezar al Espíritu Santo: Padrenuestro. Avemaría y Gloria.

Oración de San Juan Berchmans. Ángel Santo, amado de Dios, que después de haberme tomado, por disposición divina, bajo vuestra bienaventurada guarda, jamás cesáis de defenderme, de iluminarme y de dirigirme: yo os venero como a protector, os amo como a custodio; me someto a vuestra dirección y me entrego todo a Vos, para ser de Vos gobernado. Os ruego, por lo tanto, y por amor de Jesucristo os suplico, que, cuando sea ingrato para con Vos y obstinadamente sordo a vuestras inspiraciones, no queráis, a pesar de esto, abandonarme; antes al contrario, ponedme pronto en el recto camino, si me he desviado de él; enseñadme, si soy ignorante; levantadme, si he caído; sostenedme, si estoy en peligro, y conducidme al cielo para poseer en el una felicidad eterna. Amén.


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Tomado de: http://www.devocionario.com/index.html

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Oración de la Sangre de Cristo Contra Todo.

Señor Jesús, en tu nombre y con el poder de tu sangre preciosa sellamos toda persona, hechos o acontecimientos a través de los cuales el enemigo nos quiera hacer daño. Con el poder de la sangre de Jesús sellamos toda potestad destructora en el aire, en la tierra, en el agua, en el fuego, debajo de la tierra, en las fuerzas satánicas de la naturaleza, en los abismos del infierno, y en el mundo en el cual nos movemos hoy. Con el poder de la sangre de Jesús rompemos toda interferencia y acción del maligno. Te pedimos Jesús que envíes a nuestros Hogares y lugares de trabajo a la santísima virgen acompañada de San Miguel, San Gabriel, san Rafael y toda su corte de santos ángeles. Con el poder de la sangre de Jesús sellamos nuestra casa, todos los que la habitan
(nombrar a cada una de ellas),
las personas que el señor enviará a ella, así como los alimentos y los bienes que él generosamente nos envía para nuestro sustento. Con el poder de la sangre de Jesús sellamos tierra, puertas, ventanas, objetos, paredes, pisos y el aire que respiramos, y en fe colocamos un círculo de su sangre alrededor de toda nuestra familia. con el poder de la sangre de Jesús sellamos los lugares en donde vamos
a estar este día, y las personas, empresas o instituciones con quienes vamos a tratar (nombrar a cada una de ellas). con el poder de la sangre de Jesús
sellamos nuestro trabajo material y espiritual, los negocios de toda nuestra familia,
y los vehículos, las carreteras, los aires, las vías y cualquier medio de transporte
que habremos de utilizar. Con tu sangre preciosa sellamos los actos,
las mentes y los corazones de todos los habitantes y dirigentes de nuestra patria a fin de que tu paz y tu corazón al fin reinen en ella. Te agradecemos señor por tu sangre y por tu vida, ya que gracias a ellas hemos sido salvados y somos preservados de todo lo malo.
Amén.
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Oración de san Agustín
Pidiendo la protección de Dios.

Amabilísimo señor Jesucristo, verdadero Dios, que del seno eterno del padre omnipotente, tu fuiste enviado al mundo para absolver los pecados, redimir a los afligidos, soltar a los encarcelados, congregar a los vagabundos, conducir a su patria a los peregrinos, compadécete de los verdaderamente arrepentidos, consuela a los oprimidos y atribulados; dígnate absolver y liberarme a mí, a tu criatura, de la aflicción y tribulación en que me veo, porque tú recibiste de Dios Padre todopoderoso el género humano para que lo comprases y, hecho hombre, prodigiosamente nos compraste el paraíso con tu 
preciosa sangre, estableciendo una paz completa entre los ángeles y los hombres.
así pues, dígnate, Señor, introducir y confirmar una perfecta concordia entre mis enemigos y yo y hacer que sobre mí resplandezca Tu paz, gracia y misericordia, mitigando y extinguiendo todo odio y furor que contra mí tuvieron mis adversarios, como lo hiciste con Esaú, quitándole toda la adversión que tenía contra su hermano Jacob.
extiende, señor Jesucristo, sobre mí tu criatura, tu brazo y tu gracia y dígnate liberarme de todos los que me odia, como liberaste a Abraham de las manos de los caldeos; a su hijo Isaac de la consumación del sacrificio; a José, de la tiranía de sus hermanos; a Noé, del diluvio universal; a Lot, del incendio de Sodoma; a Moisés y Abraham, tus siervos y al pueblo de Israel, del poder del faraón y de la esclavitud de Egipto; a David, de las manos de Saúl y del gigante Goliat; a Susana, del crimen y del falso testimonio; a Judit, del soberbio e impuro holofernes; a Daniel de la cueva de los leones; a los tres jóvenes, Sidrac, Misac y Abedénego, de la caldera de fuego ardiente; a Jonás, del vientre de la ballena; a la hija de la mujer cananea, de la opresión del demonio; a Adán, de la pena del infierno; a Pedro de las olas del mar; y a Pablo, de las celdas de la cárcel.
oh amabilísimo señor Jesucristo, hijo de dios vivo, atiéndeme también a mí............(nombre), criatura tuya, y ven con prontitud en mi ayuda, por tu encarnación, por tu nacimiento, por el hambre, por la sed, por el frío, por el calor, por los trabajos y por las aflicciones; por los salivazos y bofetadas; por los azotes y corona de espinas; por los clavos, hiel y vinagre; por la muerte cruel que por mí padeciste; por la lanza que traspasó tu pecho; y por las siete palabras que dijiste en la cruz, "Padre perdónales, porque no saben lo que hacen". Después al buen ladrón que estaba contigo crucificado: "yo te aseguro: hoy estarás conmigo en el paraíso". Después al mismo Padre: "Dios mio, Dios mio, porqué me has abandonado." 
después a tu madre "mujer ahí tienes a tu hijo" después al discípulo: "ahí tienes a tu madre", mostrando que así que cuidabas de tus amigos. Después dijiste: “tengo sed", porque deseabas nuestra salvación y la de las almas santas que estaban en el limbo. Dijiste después a tu padre. “en tus manos encomiendo tu espíritu. y por último exclamaste "todo está consumado", porque estaban concluidos todos tus trabajos y dolores.
te ruego pues, que por todo esto y por Tu bajada al limbo, por Tu gloriosa resurrección, por las frecuentes consolaciones que diste a tus discípulos, por Tu admirable ascensión, por la venida del espíritu santo, por el tremendo día del juicio, como también por todos los beneficios que he recibido de Tu bondad.
Tu me creaste de la nada, me redimiste, me concediste tu santa fe, me fortaleciste contra las tentaciones del demonio, y me prometiste la vida eterna.
Por todo eso, redentor mio, compadécete de mí, miserable criatura, todos los días de mi vida. Oh Dios de Abraham, Dios de Isaac y Dios de Jacob, compadécete de mí....(nombre), criatura tuya y manda en mi auxilio a tu santo arcángel Miguel, que me guarde y me defienda de todos mis enemigos carnales y espirituales, visibles e invisibles. Y tú, Miguel, Arcángel santo de Cristo, defiéndeme en la última batalla, para que no perezca en el tremendo juicio. Arcángel de cristo, san Miguel, te pido por la gracia que mereciste y por nuestro señor Jesucristo, que me libres de todo mal y del último peligro a la hora postrera de la muerte.
San Miguel, San Gabriel, san Rafael y todos los otros ángeles y arcángeles de Dios, socorran a esta miserable criatura.
Les ruego humildemente que me presten su auxilio, para que ningún enemigo me pueda causar daño tanto en el camino, como en casa, así en el agua como en el fuego, o velando o durmiendo, o hablando o callado, tanto en la vida como en la muerte. eh aquí la cruz + del señor, huyan potencias enemigas. Venció el león de la tribu de Judá, descendiente de David. ! Aleluya ¡
Salvador del mundo, sálvame. Salvador del mundo, ayúdame. Tú que por tu sangre y por tu cruz me redimiste, sálvame y defiéndeme hoy y en todo tiempo.
Agios o theós, + agios ischirós + agios ahtánatos, + eleison imás. Dios santo, + Dios fuerte, + Dios inmortal, + ten misericordia de nosotros.
Cruz de Cristo +, sálvame. Cruz de Cristo +, protégeme. Cruz de Cristo +, defiéndeme. En el nombre del Padre + y del Hijo + y del Espíritu santo +.
Amén. San Agustín
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Oración personal para sellarse y protegerse con la sangre de cristo

Señor, Jesús, hoy quiero que selles mi vida personal con todas mis pertenencias. Sello mi salvación con tu preciosa sangre, sello mis sentimientos, para que todos mis afectos sean cubiertos. Sello con tu sangre mis inquietudes para estar seguro de alcanzar la respuesta a mis necesidades. Sello mi corazón para que no entre ningún espíritu de rencor, amargura, tristeza o miedo.
Yo sello con tu sangre mi voluntad para que esté presta siempre a hacer el bien, sello mi mente para que entren solo pensamientos que me permitan alcanzar el gozo, la paz y así cambiar mi manera de vivir. Sello con tu sangre, señor, mi cuerpo para que reciba la salud, sea protegido del pecado y de las enfermedades, adulterios y accidentes. Sello mi pasado para que toda herida que aún me haga daño sea sanada con tu sangre bendita. Sello mi presente para que todas mis actividades sean cubiertas con tu sangre protectora. Sello mi futuro para que mis planes, proyectos sean preservados de todo ataque y toda influencia del maligno. Sello mi familia, mis seres queridos, mis amistades...para que sean protegidos.

Sello mi economía, para que se derrame abundantemente tu providencia en mi vida. Sello mis deudas para que el devorador huya y desaparezcan. Invoco tu sangre preciosa sobre mi boca y sello mis palabras para que sean sólo bendición.

Tu sangre preciosa me haga invisible cuando se nos acerque el enemigo nos permita reconocerlo y vencerlo por la invocación de tu nombre. Sello todo mi ser y me coloco bajo tu protección para que me libres de toda acechanza del mal. con el poder de la sangre de Jesucristo rompo y destruyo toda potestad de interferencia, la interacción del maligno y prohíbo toda comunicación entre espíritus.

Pido Jesús, que envíes a tu santísima madre del perpetuo socorro, para que se haga presente en mi hogar y en mi trabajo y me acompañe con san miguel arcángel, y sus nueve coros angélicos, san Gabriel y san Rafael. Gracias señor porque tu eres el guardián que nunca duermes. Gracias señor, por tu sangre preciosa, porque gracias a ella somos preservados de todo mal. Tu sangre nos hace invisibles, bendito y alabado seas por siempre señor.
Amén.